Las cunas del separatismo vasco
Hoy he estado en Pasajes de San Juan. Hacía muchos años que no iba a este pueblo de amplia tradición pesquera y portuaria y hoy, por motivo de celebración familiar, nos hemos acercado.
Hablaré de las sensaciones que me ha provocado la visita de este pueblo, porque de la comida, y dado que Vascongadas es ampliamente conocida por su aspecto culinario, hay poco que decir. Exquisita.
Al llegar a Pasajes y tomar el desvío para ir a San Juan, ya se han empezado a ver las primeras pintadas y carteles a favor de la banda terrorista E.T.A, del acercamiento de los presos detenidos, juzgados y encarcelados de esta banda y de la independencia de la provincia de Vascongadas.
Ya sabía lo que me iba a encontrar, porque ya lo conozco y se de qué pie se cojea en este pueblo. Me recordó bastante a la plaza del ayuntamiento de Zarauz.
A pesar de que hacía muchos años que no iba, no me equivoqué. Se respiraba un ambiente hostil hacia cualquier nacional, hacia cualquier persona que no tenga la misma ideología sobre el –según lo llaman ellos- “problema vasco”. Carteles de apoyo a E.T.A, a los terroristas detenidos, juzgados y encarcelados, pidiendo –incluso- la amnistía para ellos y a favor de partidos y movimientos izquierdistas radicales juveniles ilegalizados a los que el pseudo-gobierno de vascongadas da carta blanca.
En la plaza donde se encuentra el ayuntamiento, en el que únicamente ondea la bandera que supuestamente representa a los vascos, la ikurriña, no dejaba de sonar música en euskera. Una y otra vez. Como si fuese una especie de tortura sicológica o manipulación subliminal. Durante la mañana y durante la tarde ha estado sonando sin cesar. ¿También sonará durante toda la noche?
La música salía de unos altavoces situados en el propio consistorio municipal, adornado con más carteles a favor de los terroristas presos, carteles sobre un supuesto referéndum entre los vascos para que decidan su futuro (dejando de lado a los demás españoles), con el eslogan de “Euskal Herriaren erabakia errespetatu” (respeto a la decisión del pueblo vasco), referéndum que Ibarreche ya ha manifestado intención de celebrar en diversas ocasiones.
Las viviendas que escoltan al ayuntamiento –y al igual que por todo el pueblo- con ikurriñas y banderines de apoyo a terroristas presos en sus balcones, pintadas separatistas en las fachadas y en cualquier sitio donde hay un trozo de pared, porque el ayuntamiento no hace nada para remediarlo. Más bien alienta estas situaciones y les da cobijo.
La sensación con la que me voy es mala. Rabia porque los cobardes gobiernos (vasco y nacional), pasados y presentes, no hacen nada para detener de forma contundente estas situaciones de impunidad total de los separatistas vascos y sus actividades ilegales. Desprecio hacia los ciudadanos que apoyan los actos terroristas, y hacia la clase política que parece no darse cuenta que, de pueblos como éste –y que por desgracia hay muchos-, es de donde salen los perros de la kale-borroka que luego pasan a las filas de la banda terrorista E.T.A
Hablaré de las sensaciones que me ha provocado la visita de este pueblo, porque de la comida, y dado que Vascongadas es ampliamente conocida por su aspecto culinario, hay poco que decir. Exquisita.
Al llegar a Pasajes y tomar el desvío para ir a San Juan, ya se han empezado a ver las primeras pintadas y carteles a favor de la banda terrorista E.T.A, del acercamiento de los presos detenidos, juzgados y encarcelados de esta banda y de la independencia de la provincia de Vascongadas.
Ya sabía lo que me iba a encontrar, porque ya lo conozco y se de qué pie se cojea en este pueblo. Me recordó bastante a la plaza del ayuntamiento de Zarauz.
A pesar de que hacía muchos años que no iba, no me equivoqué. Se respiraba un ambiente hostil hacia cualquier nacional, hacia cualquier persona que no tenga la misma ideología sobre el –según lo llaman ellos- “problema vasco”. Carteles de apoyo a E.T.A, a los terroristas detenidos, juzgados y encarcelados, pidiendo –incluso- la amnistía para ellos y a favor de partidos y movimientos izquierdistas radicales juveniles ilegalizados a los que el pseudo-gobierno de vascongadas da carta blanca.
En la plaza donde se encuentra el ayuntamiento, en el que únicamente ondea la bandera que supuestamente representa a los vascos, la ikurriña, no dejaba de sonar música en euskera. Una y otra vez. Como si fuese una especie de tortura sicológica o manipulación subliminal. Durante la mañana y durante la tarde ha estado sonando sin cesar. ¿También sonará durante toda la noche?
La música salía de unos altavoces situados en el propio consistorio municipal, adornado con más carteles a favor de los terroristas presos, carteles sobre un supuesto referéndum entre los vascos para que decidan su futuro (dejando de lado a los demás españoles), con el eslogan de “Euskal Herriaren erabakia errespetatu” (respeto a la decisión del pueblo vasco), referéndum que Ibarreche ya ha manifestado intención de celebrar en diversas ocasiones.
Las viviendas que escoltan al ayuntamiento –y al igual que por todo el pueblo- con ikurriñas y banderines de apoyo a terroristas presos en sus balcones, pintadas separatistas en las fachadas y en cualquier sitio donde hay un trozo de pared, porque el ayuntamiento no hace nada para remediarlo. Más bien alienta estas situaciones y les da cobijo.
La sensación con la que me voy es mala. Rabia porque los cobardes gobiernos (vasco y nacional), pasados y presentes, no hacen nada para detener de forma contundente estas situaciones de impunidad total de los separatistas vascos y sus actividades ilegales. Desprecio hacia los ciudadanos que apoyan los actos terroristas, y hacia la clase política que parece no darse cuenta que, de pueblos como éste –y que por desgracia hay muchos-, es de donde salen los perros de la kale-borroka que luego pasan a las filas de la banda terrorista E.T.A
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